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miércoles, diciembre 10

Triste final para un hotel emblemático

DRA. ARQ. GRACIELA GAYETSKY DE KUNA
Docente FA-UCSF





Porqué los arquitectos, sin importar su procedencia, cuando llegan a Posadas preguntan por el Hotel de Soto y Rivarola? Será tal vez por el delicado equilibrio entre verticales y horizontales, producto del sostenido diálogo entre los parasoles y parapetos de hormigón generando una máscara que protege el frente de cristal? O quizás por el testero sobre calle Junín, resuelto con ventanas en forma de troneras orientando la entrada de sol del noroeste en los pasillos de las habitaciones en las últimas plantas (y las dos únicas al sudoeste en el sector de oficinas en las primeras). Ambas orientaciones mejoran la opción oeste, tan problemática en nuestras latitudes. O tal vez sea por su basamento, que con la proyección de la masa superior, genera una protección a cubierto para el transeúnte, o la resolución de la esquina retirándose y propiciando un espacio urbano de intercambio. ¿O porque el volumen de escalera y ascensores, especie de rótula que articula el giro del frente al norte, es una magistral pieza de diseño escultórico de hormigón armado?

En 1959 los arquitectos Mario Soto y Raúl Rivarola proyectan el edificio de Hotel y Oficinas para el I.P.S.M. (Instituto de Previsión Social de Misiones), después de haber ganado el primer premio del concurso nacional de anteproyectos para escuelas en la provincia. En 1964 se terminó de construir y, desde entonces, se transformó en referente del Movimiento Moderno en la Argentina.
Su concepción puede ser leída en el contexto de la provincialización de Misiones (1953), anteriormente Territorio Nacional, un afán conseguido luego de mucho tiempo de postergaciones. En ese marco se construyeron una serie de edificios contenedores de anhelos de progreso y resultantes de diversos programas de desarrollo, entre ellos el Parador Turístico de San Javier, sobre el río Uruguay y la Escuela Normal de la localidad de Alem, en zona centro-sur. Estos dos edificios fueron también diseñados por el estudio Soto y Rivarola. Educación y turismo: dos ejes impulsores que encontraron en ellos a dos dignos representantes para formalizarlas. Entonces, ¿es necesario un documento legal que diga que eso es patrimonio de los misioneros? Qué lista puede ser más fuerte que la cotidianeidad y la participación con que el Hotel y su correlato, el Edificio de Correos --de igual altura y significado, creando una única fachada moderna en la ciudad--, dialogan construyendo su entorno?

Por una jugada del destino, una ley de prórroga de concesiones a los casinos por la que se los obliga a reinvertir en proyectos de interés turístico, ha quedado en manos de Misiones Casinos Club SA,. Según anunció el presidente del IPLyC (Instituto Provincial de Lotería y Casinos) Adolfo Safrán, luego de su reformulación como Hotel Cuatro Estrellas Plus, lo devolverá para su gestión al Instituto de Previsión y a su actual presidente, Valentín Alsina. Entendemos que requiere una actualización, que las normas en la construcción de hoteles de esas características son bien diferentes a las de la década del 50. Pero esta debería tender a transformarlo sosteniendo su carácter histórico-patrimonial, dándole un sello de calidad por su valor como único y distinguible, como se hizo en España con sus paradores históricos. ¿Es necesario tanto despojo, tanta destrucción? Al Hotel de Soto y Rivarola se lo está devastando para usarlo sólo como estructura de sostén, y por una falencia legal, nos estamos quedando con una cáscara vacía y sin carácter, ausente de significados, de esos que motivaron las visitas de los arquitectos.

¿Habrán descubierto sus destructores los azulejos diseñados por Jorge de la Vega, el artista plástico de mediados de siglo que, fascinado, dibujó el boceto a sus pies cuando estaba aún en obra? Así nos lo contó la arquitecta Lita Coll, quien dibujó para el estudio en su juventud.
Este despojo ha sido repudiado por arquitectos y personas sensibles de todo el mundo, instituciones como DoCoMoMo, ICOMOS, CICOP, decanos de facultades de arquitectura del país y, fundamentalmente, por los estudiantes, que fueron los mayores impulsores de la movida en su defensa. Pero a pesar de todo, las obras continúan en Posadas. Y la destrucción también.


FUENTE: Clarín Arquitectura 09-12-2008

Ver más:
http://www.clarin.com/suplementos/arquitectura/2008/12/09/a-01818372.htm

http://sketchup.google.com/3dwarehouse/details?mid=5fbed675703a718db846db629bc8ec4d&prevstart=0
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